Un gran pacto educativo

Actividad 4

Tras analizar el sistema educativo en el mundo, nos vamos a centrar más en nuestro país. Como primera práctica de la asignatura, hemos visto aspectos sobre los que se suscita el debate y por tanto, susceptibles de mejorar. 



Concretamente, en nuestro grupo de trabajo, hemos debatido sobre el pacto educativo, según la ideología política existente en el poder, en cada período de la historia. Es necesario que se alcance un pacto, sobre una materia tan importante para el desarrollo de nuestro país, como es la educación de nuestros ciudadanos, pero ¿se tiene que modificar cada vez que cambie el poder político? 

Ojalá tuviéramos un pacto educativo que, aunque no fuera tan ambicioso como la Ley Moyano, perdurase un largo período de tiempo.

La educación no tendría que depender de qué partido esté o no en el poder, sino seguir unas directrices mínimas, elaboradas por profesionales de la educación, ajenos a su ideología política y de aplicación tanto al ámbito privado como al público. 

No se pueden dejar fuera de este pacto político a la comunidad educativa, colectivos y organizaciones educativas, ya que se conseguiría una ley estable. Debe ser un pacto político y social.

También en nuestro grupo, hemos tratado el tema de las diferencias en las comunidades autónomas, como consecuencia del reparto de competencias en materia de educación. Y los sucesivos acuerdos/diferencias políticas entre los diferentes partidos, cada vez que se aborda la cuestión del castellano como lengua vehicular y el debate de las lenguas cooficiales. 

Hablamos también, del acceso a la universidad en nuestro país, nos parece que no tiene mucho sentido, que existan diferentes pruebas de acceso por comunidades, cuando puedes estudiar en cualquier universidad del país. Si esto es así, no sería más justo ¿un mismo sistema de evaluación? quizás, ¿un mismo sistema educativo? Pero nos surgen dudas, cuando tenemos en cuenta las diferentes realidades sociales, territoriales, es decir, la gran diversidad de nuestro país.  

En resumen, pensamos que nuestro sistema educativo es bueno, pero que debe existir un pacto duradero en el tiempo, entre todos los agentes involucrados, y que esté por encima el interés general al de unos pocos. 







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